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¿EL ESTRÉS AFECTA LA PIEL? 13/06/2022



Posiblemente el mayor enemigo de la vida moderna, el estrés, puede causar mucho daño a nuestra salud. Y sí: los efectos del estrés en la piel son reales.
 

Estrés y piel

 
El estrés es una defensa natural del organismo que nos ayuda a sobrevivir, ya que nos hace reaccionar con mayor eficacia ante situaciones de peligro. Pero cuando el estímulo estresante se vuelve crónico, puede afectar la salud de muchas maneras, incluyendo efectos negativos en la piel.
 
Sabemos que el estrés es capaz de dañar la barrera protectora formada por la microbiota, el agua y los aceites naturales.
 
Todo porque la tensión activa una sobreproducción de cortisol que, junto con la adrenalina, consigue ponerse en contacto con los receptores hormonales de la piel, favoreciendo la inflamación, la sequedad y aumentando la aparición de acné.
 
Mira cómo afecta el estrés a la piel:
 

El estrés empeora problemas de piel

 
Hay varias afecciones de la piel que están directamente relacionadas con causas inflamatorias como la dermatitis, el eczema, la rosácea, el acné... Y cuando nos agobia el estrés, estas afecciones pueden empeorar.
 
Esto sucede por dos razones. Uno de ellos es que cuando estamos estresados, nuestro cuerpo ralentiza automáticamente el proceso digestivo del intestino. Y cuanto más lento funcione nuestro intestino, más se verá afectada la microbiota intestinal, disminuyendo las bacterias buenas y aumentando las malas, provocando una inflamación que se verá reflejada directamente en la piel.
 
Además, con el cerebro sobrecargado por el estrés, se libera una mayor cantidad de cortisol, afectando directamente a nuestro sistema inmunológico y, en consecuencia, a las defensas naturales de tu piel. Como resultado, aumentan las posibilidades de tener brotes de acné, psoriasis, eczema, etc.
 

El estrés puede resecar tu piel

 
Y cuando nuestro cerebro libera cortisol, también libera adrenalina en cantidades mayores. Esto activa las glándulas sudoríparas en nuestro cuerpo.
 
En otras palabras, cuando estamos bajo estrés, sudamos más. Con una mayor pérdida de agua, el cuerpo puede deshidratarse y la piel puede secarse. Entonces, ¿estás estresado? ¡Bebe aún más agua!
 

Pero también puede hacerte más grasoso el cutis

 
Por otro lado, si tienes la piel grasa, puede producir aún más oleosidad. La culpa la tiene el cortisol, que el cuerpo libera como defensa en situaciones de estrés: uno de sus efectos secundarios es precisamente la activación de las glándulas sebáceas de la piel.
 

El estrés puede opacar tu piel

 
Como ya mencionamos, los niveles altos de cortisol en nuestro cuerpo afectan directamente a nuestra piel. ¿Cuál sería otra consecuencia? Una piel apagada.
 
Eso es porque uno de los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo bajo estrés es enviar más sangre a los órganos vitales, quitándosela a nuestra piel. ¿Resultado? La cara está demacrada, la piel opaca y mucha gente te dirá: "Wow, pero te ves cansado, ¿está todo bien?"
 

El estrés influye en el envejecimiento de la piel

 
Los estudios demuestran que el estrés crónico puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel, con pérdida de elasticidad, vigor e hidratación de los tejidos. Una de las causas identificadas como responsable de esta aceleración es el exceso de radicales libres, que generan estrés oxidativo.
 
Bajo estrés, el colágeno, principal componente de la piel, y la elastina, pueden ser descompuestas por los radicales libres, llevando al tejido a una pérdida de soporte y elasticidad, lo que conduce a la aparición de arrugas y marcas de expresión.
 
Además, el exceso de cortisol en el organismo puede generar una gran liberación de azúcar en la sangre. Al pasar por la piel, este exceso de azúcar tiende a unirse a las proteínas de colágeno, en un proceso llamado glicación. Al conectarse con el azúcar, el colágeno pierde vitalidad y deja de cumplir su función en la piel.
 
Sin mencionar que demasiado cortisol conduce a una disminución del ácido hialurónico y el colágeno en las células de la piel, lo que resulta en una piel seca y arrugada.
 

¿Cómo prevenir?

 
El consejo principal es identificar la causa del estrés. Si es posible alejarse de ella, hazlo. Si no, necesitas encontrar una manera de lidiar con la situación.
 
Aquí es donde entran en juego medidas que ayuden a desestresarse, como dormir bien, hacer terapia, disponer de tiempo libre, practicar actividad física e invertir tiempo en hobbies que no estén ligados al día a día laboral.
 
El secreto está en aprender a controlar el estrés, adoptando una vida equilibrada y saludable.
 
También es importante cuidar la alimentación. Eso porque puede ayudar a nuestro organismo en la búsqueda del equilibrio afectado por el estrés crónico. Los alimentos adecuados pueden ayudar a combatir la inflamación y las alergias, reducir los niveles de azúcar en la sangre y eliminar toxinas, y ayudar a que la piel se recupere.
 
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